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Niños de la Covidien

La peste bubónica (siglo VI), la peste negra (1348), la gripe española (1918), la gripe de Hong Kong (1957) y ahora la Covidien-19 (2020), son algunas de las grandes epidemias víricas que a lo largo de la historia han sesgado la vida de millones de personas. Grandes pandemias que han dejado grandes perjuicios y donde siempre ha habido un grupo social bien dañado, los niños.

Pero la baja incidencia de la Covidien-19 en niños, 1% tasa de hospitalización y 0% de letalidad, los sitúa en la última posición en el escalón de prioridades ante la crisis que nos ha desbordado como sociedad.

El confinamiento no ayudó, sino todo lo contrario. Inquietudes, tristeza, miedos, emociones, irritabilidad ... se han apoderado de ellos, y tenemos el gran trabajo de ayudarles a gestionarlo. Hay algo más que la salud física, su desarrollo y su salud emocional. Como he oído decir a un maestro, necesitamos "niños cactus", niños que consigan dar fruto a pesar de las circunstancias y me parece muy acertada la comparación. Hay que educar para el cambio, por la incertidumbre, por estar fuera de la zona de confort, mirando adelante al abanico de oportunidades que pueden seguir teniendo. Es necesario que desarrollen una buena resiliencia y que a la vez tengan una buena autoestima.

Pero a todo esto le tenemos que sumar algo más, la desigualdad social que se ha hecho más notoria, tanto en casa, como las clases a distancia y al regreso a las escuelas, con carencias importantes de necesidades básicas. Grandes diferencias entre la afectación en la escuela pública y la privada; sin internet, sin ordenadores, sin sexta hora, sin extraescolares, sin especialistas ni de educación especial ni de algunas asignaturas por no poder entrar tantos profesionales a los grupos burbuja. Y ello aún le tenemos que añadir un importante aumento del absentismo sobre todo entre los más necesitados. La tasa de abandono escolar prematuro en España está en un 19% y en Europa en un 10% y este año aumentará bastante más.

Es decir, la brecha se ha hecho más grande todavía y las cicatrices por desgracia perdurarán. La experiencia es desigual en los niños, y la experiencia es la que da forma a la persona en la que se convertirán cuando sean mayores. No podemos dejar que sean los niños de la Covidien, yo no quiero niños de la Covidien, quiero niños con las mismas oportunidades para todos y todas, niños que lleguen a cumplir todas las competencias necesarias para su curso, niños sin secuelas ni cicatrices permanentes ... y será muy injusto si no lo conseguimos como sociedad.

Hay que trabajar juntos? Centros educativos, familia y administración- para que las escuelas sean tan seguras como sea posible, pero no olvidemos que es imposible blindar los niños del entorno y aquí es donde entra la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Por su bien ayudamos juntos a hacer que funcione y que no pierdan más socialización de la que ya han perdido este año con el confinamiento.

Ellos son nuestro futuro y si como sociedad no los protegemos, ahora más que nunca, tendremos un problema más grave que la pandemia.

Amanda Ramos. Regidora Junts per Granollers.

(Artículo publicado en el diario SomGranollers, el 22 de octubre de 2020)

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